No podemos hablar de la cultura peruana sin incluir en esta reflexión al perro viringo. Esta raza, considerada por los expertos como un perro primitivo que se remonta a las primeras civilizaciones que habitaron nuestro país, es casi tan importante como los hermosos yacimientos arqueológicos que narran la historia del Perú.
Si tratamos de seguir la huella de nuestro perro viringo peruano, encontraremos referencias de la raza en cerámicas elaboradas por pueblos preincaicos, como Vicus, Mochica y Chancay. Los historiadores y especialistas que trabajan con el perro peruano sin pelo, aseguran que su primera referencia aparece aproximadamente en el año 300 antes de Cristo.
Cuando los españoles llegaron a nuestras tierras peruanas a mediados del siglo XVI, el perro viringo era una raza muy común. Los colonizadores de inmediato sintieron recelo del perro calato, debido a su apariencia física.
Sus colores, la ausencia casi absoluta de pelo, los rasgos de su cara, despertaron cierto temor en los hombres provenientes de España, que asociaron al perro chimú con ciertos rituales paganos.
Mirella Ganoza, una arqueóloga de Huaca Pucllana asegura que había algo en los viringos que inquietaba a los españoles. Los evangelizadores provenientes de Europa se refirieron a ellos como animales “satánicos” y fue así como su temor contribuyó a que la raza comenzara a caer en el olvido.
Las creencias religiosas que los colonizadores inculcaron entre los habitantes del Perú ayudaron que paulatinamente el perro viringo fuese relegado. Ya no era una raza querida en la mayoría de los hogares, ahora eran animales que vagaban por las calles sin rumbo, en vías de desaparecer con el paso de los años.
La verdadera procedencia del perro peruano sin pelo comenzó a olvidarse y en un momento llegó a creerse que se trataba de una raza asiática, que había llegado con los chinos en las oleadas migratorias de los siglos XIX y XX.
Muy pocos sabían que el viringo, el perro sin pelo del Perú, era una raza que había acompañado a los nativos desde el período preincaico.
Las pocas personas que conocían la importante historia que estaba detrás del perro viringo, se propusieron rescatar a esta raza peruana. Fue en la década de los 90 cuando numerosas organizaciones se dedicaron no solo a proteger a estos perros, también a impulsar su cría y adopción.
Posteriormente, el gobierno dispuso que los perros peruanos sin pelo debían vivir en museos arqueológicos, como una prueba viviente de la cultura nacional. Junto con esta norma el Comité Nacional para la Protección del Perro Peruano sin Pelo estableció que se trataba de una raza oficial y patrimonio cultural de la nación, celebrando su día cada 12 de junio.
Desde entonces hasta ahora, este perro de apariencia atlética, gran agilidad y carácter, ha cobrado una gran participación dentro del Perú. No solo hay numerosos criadores que se dedican con esmero y responsabilidad a recuperar la raza, sino también han regresado al lugar de donde nunca debieron ser sacados: ¡los hogares peruanos!
El primer rasgo que puedes percibir en un viringo es la ausencia casi total de pelo. Muchas de las características físicas de esta raza son consecuencia de la hipoplasia ectodérmica.
Este síndrome no solo repercute en el hecho de que el perro sea calvo, también hace que algunos de ellos carezcan de premolares, pierdan los dientes a temprana edad o tengan fragilidad en las uñas.
Debido a sus problemas dentales, esta raza no es muy dada a las mordeduras, lo que los convierte en compañeros amorosos, leales y mansos. Puede que el perro viringo se muestre algo nervioso con los extraños, pero sabe amar a cada miembro de la familia con afecto desmedido.
El viringo o chimú es también un perro muy independiente, en especial cuando se trata de hacer lo que más le gusta, correr: Su agilidad y su apariencia atlética lo ha convertido en una raza muy apreciada en ciertas competencias caninas.
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Sin embargo, tratándose del viringo hay que tener muy presente un cuidado especial: la protección de su piel. Es importante humectar constantemente el cuerpo de tu mascota, así como usar protector solar y evitar que pase demasiado tiempo bajo el sol.
Los expertos en la raza recomiendan no exponer a un viringo a temperaturas que desciendan de los 23 grados, por lo que no es aconsejable criar a estos animales en zonas demasiado frías. En líneas generales, la salud de esta raza es sumamente fuerte, por lo que tendrás en casa a un engreído que se enfermará muy poco.
Encontrarás dos variaciones en la raza chimú: sin pelo y con él. Los criadores expertos aconsejan hacer el cruce entre una pareja con estas características, para preservar la pureza de la especie.
Otro aspecto interesante a considerar es que el perro viringo que nace lampiño suele tener también una dentadura sin premolares, mientras que el perro peruano con pelo, nace con su dentadura completa. En cuanto a los colores, es posible verlos moteados, cobrizos y negros, siendo estos últimos los de carácter más recio. La ligera mota de pelo que cubre sus cabezas también puede tener visos castaños o negruzcos, dependiendo del color de la piel.
Los criadores certificados animan a las personas adoptar al viringo en lugares donde puedan garantizar la legitimidad de la raza, pues hay muchos inescrupulosos que hacen cruces indebidos, exponiendo además a los animales a condiciones de negligencia.
¡Anímate a abrir las puertas de tu casa a un viringo peruano!
No solo tendrás a una mascota amorosa y excepcional, también serás partícipe de una parte importante del legado cultural peruano.
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